domingo, 23 de septiembre de 2012

LA ALCAZABA DE NOCHE.


Ayer pasé por calle Larios, donde el periódico "Málaga hoy" expone una serie de fotografías explicativas de la historia de la ciudad, donde se muestra el aspecto de una determinada calle en dos imágenes: una de hoy día y otra de hace un siglo. En Málaga existe mucha afición a recordar el pasado arquitectónico de la ciudad: una determinada iglesia que se quemó, un conjunto de casas emblemático que tuvo que ser demolido por necesidades urbanísticas, un barrio típico que se dejó languidecer por oscuros intereses... Las fotografías antiguas nos dicen dos cosas acerca del pasado de esta ciudad: que la mayoría de sus habitantes siempre se han contado entre las clases humildes y que durante los siglos XVIII y XIX se creó una ciudad arquitectónicamente muy interesante, a escala humana, que fue sistemáticamente demolida a lo largo de la segunda mitad del siglo XX.

Una de las fotografías que más llaman la atención a cualquier observador atento es la de la Alcazaba: resulta que el primer monumento de la ciudad estuvo siglos abandonado y entre sus murallas se creó un barrio popular y lleno de vida. Las imágenes atestiguan como debió ser este laberinto de calles en las que se mezclaba sin ningún pudor la arquitectura militar árabe con las necesidades del humilde proletariado malagueño. La mayoría de los ricos artesonados de madera que componían los techos de la parte palaciega de la Alcazaba fueron hechos trizas y utilizados como combustible y cuando Juan Temboury se planteó reconstruir el monumento a su aspecto primigenio, de muchos de sus muros solo quedaban centímetros de la piedra original.

A veces me pregunto si no hubiera sido más interesante dejar el barrio de la Alcazaba como estaba, como una entidad viva, como lo es hoy día el Albaicín. Cuando miro una foto antigua del lugar, me parece fascinante que la sabiduría popular dotara de vida y utilidad a un lugar abandonado. Se me puede contestar, con razón, que es más importante preservar el monumento original pero ¿es el monumento original lo que hoy contemplan nuestros ojos? Es evidente que a la hora de la reconstrucción se tuvo que acudir a la imaginación en muchos tramos de la obra, puesto que apenas se contaba con algún grabado que mostrara el aspecto antiguo de la Alcazaba. Los mismos árabes, a la hora de la construcción, tomaron columnas y otros elementos del vecino teatro romano. La historia no es sino una acumulación de periodos que se superponen unos a otros: los edificios más antiguos suelen contener elementos arquitectónicos de muchas épocas. En cualquier caso, esa fue la decisión que se tomó y es generalmente alabada.

Así pues, el visitante actual de la Alcazaba puede hacerse una idea bastante precisa de las funciones de este imponente castillo-fortaleza, cuya sola visión da una idea de la importancia de la ciudad en época musulmana. Los amigos de la biblioteca tuvimos la oportunidad de realizar una visita nocturna, una manera muy diferente de pasear por el monumento, puesto que la Asociación Zegrí, organizadora del evento, había preparado un ambiente muy especial, repleto de actores disfrazados de soldados de la época, un espectáculo de danza del vientre y, lo más fascinante: una interpretación de música árabe medieval con sus instrumentos originales.

Si algo aprendimos durante la visita es la importancia de preservar nuestra historia: saber de donde venimos, como se ha conformado nuestra forma de vida actual. Esto nos hace más tolerantes y más humildes. Lo que hicieron los Reyes Católicos en esta ciudad no fue cristianizarla   por mandato divino, sino expulsar o reducir a la esclavitud a sus legítimos habitantes. Si los árabes hubieran sido los vencedores, pocas dudas quedan de que el destino de las tropas cristianas hubiera sido similar. Los malagueños actuales somos fruto de estos avatares y los edificios históricos, a los que a veces se les ha privado de su entorno tradicional, nos ofrecen estos valiosos testimonios. Basta con pararse y observar.

Miguel Ángel.

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