miércoles, 11 de julio de 2012

AFINIDAD, de Sarah Waters



-AFINIDAD: Sarath Waters
Lo primero que hay que decir sobre esta novela es que ha sido la primera vez- que yo recuerde-, desde que funcionamos como club de lectura, que una obra le ha gustado a todos, con más o menos intensidad. Este es un hecho nada desdeñable a favor de la novela, aunque en la reunión da menos juego para afrontar puntos de vista y conclusiones lectoras.
Cuando la novela se pone realmente en marcha, con el inicio de las visitas de la protagonista  a la cárcel de mujeres, ya sabemos de ella:
-Ha perdido recientemente a su padre, académico al que ella ayudaba en sus estudios. Es esta figura, la del padre, la que es presentada en clave más simbólica y moderna en la novela. El padre era el gran compañero, compresivo y admirado. Con él pensaban hacer un viaje a Italia, Ella, Margaret la protagonista y su amiga (su primera relación amorosa) que también la acompañaba siempre cuando trabajaba con su padre.
-Esta ilusión de libertad se rompe cuando el padre fallece y la amiga-su amor- opta por  volver al redil de lo licito, lo esperado y, por qué no decirlo, de lo seguro; eligiendo como marido al propio hermano de Margaret.
-Sin su amor y sin su padre, sus ventanas al mundo; la joven decide suicidarse antes que someterse a un destino abúlico y vacío.
Es este punto, importante para saber el desastroso estado físico y mental de Margaret, es donde se inician, por recomendación  del director de la cárcel, amigo de su padre, sus visitas a la sección carcelaria de mujeres. Estas visitas las realizará como obra de caridad para servir, como señorita bien que es, de ejemplo y ayuda espiritual para seguir” el buen camino”a las que allí se encuentran.
Comienza el horror:
La protagonista queda impresionada, y el lector también, ante tanta podredumbre e infamia como hay en aquel centro de presas incomunicadas y aisladas. La descripción de la cárcel es magistral. Si bien, como son muchas las visitas, en algunos puntos puede resultar un tanto repetitiva. Aunque esto no entorpece para nada el ritmo de la novela.
 Aquí en este submundo claustrofóbico y brutal, es donde entra en la trama Selina.
Presentada desde el primer momento de forma misteriosa; la autora  no quiere  que el lector tenga la oportunidad de ver en Selina un personaje normal. En  su primera visita, Margaret observa, es decir, espía, a Selina y queda fascinada por aquella mujer que, en la incomunicación de su celda, acaricia una pequeña flor que tiene en su mano.
Visita tras visita la atracción, fascinación y admiración de la visitadora por la  encarcelada va en aumento. Ve en la otra fuerza de carácter, que ella no tiene, una roca en medio de tanta opresión. Selina convence a Margaret de que su fuerza le viene de los espíritus, con los que ella, como espiritista que es, se comunica y a los que puede pedir cosas. En este trance la autora también sale airosa, pues no solo convence a la protagonista, sino incluso a  la mayoría de lectores. Para validar esta verdad –la de los espíritus- varios objetos aparecen  y desaparecen de forma “mágica” de casa de Margaret.
Cuando ya está casi todo dicho, y hechas las oportunas insinuaciones físicas, Selina da el paso definitivo: le confiesa su amor a Margaret; le asegura que son almas gemelas, y que la AFINIDAD que existe entre ellas, no hay fuerza ni muros que la contrarreste. A partir de aquí la novela da un acelerón. Se pone en marcha la solución final (la parte a la que se leven más las costuras, según la mayoría de los que la hemos leído y comentado).
Selina planea fugarse de la cárcel con ayuda de los espíritus. Queda en reunirse con  Margaret, fuente de aporte económico, pasajes y documentos falsos, para huir juntas y vivir su amor en un paraíso soleado.
Destape de las incógnitas:
-La “magia” de Selina es su criada y amante, que previamente se ha introducido como sirvienta en casa de Margaret.
-El “espíritu” que la ayuda a fugarse de la cárcel es una celadora, a  la que también ha embaucado con la promesa de que el espíritu de su hijo fallecido aparecerá ante ella.
Selina deja plantadas a ambas y se fuga  con su criada, cómplice  y amante. La protagonista queda peor que al principio de la novela: engañada y utilizada  por quien ella había creído su espíritu afín; el amor de su vida.
Uno, lector, se queda preguntandose, ¿Cómo ha caído en tal engaño una  mujer sensible, culta e inteligente? ¿Tan necios y crédulos nos hace el amor? No lo se. Pero mi conclusión como lector es que la DESAFINIDAD que hay entre ellas, y que Selina ve enseguida, es lo que hace posible el engaño. Son espíritus opuestos en si mismos:
-Selina es una superviviente nata, inteligente, y capaz de enfrentarse a las situaciones más extrañas o dolorosas como espiritista para sacarle los cuartos a quien se tercie. Puro cerebro enfrentado a la tarea de sobrevivir lo mejor posible.
-Margaret, por el contrario, esta criada en la más pura observación de las normas, sobreprotegida, y siempre bajo el cuidado solicito de la servidumbre. Sin más ocupación que atender a sus desazonadas sensibilidades; que eran bastantes y difíciles de llevar a cabo.
Y claro, cuando se enfrentan sensibilidad y supervivencia… ya se sabe quien acabara perdiendo.
                           Saludos.