lunes, 30 de septiembre de 2013

MIRADAS. Pinturas de Luis Pernía



Luis Pernía Ibáñez nace en Mahamud (Burgos) el 26 de noviembre de 1944. Es licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación. Y Diplomado Universitario en Enfermería y Fisioterapia por la Universidad de Málaga. Trabajó en la Unidad de Diálisis del Servicio de Nefrología del Hospital Carlos Haya de Málaga hasta su jubilación.

Cofundador del Comité de Solidaridad con Centroamérica, de la Asociación Andaluza por la Solidaridad y la Paz (ASPA), y de  la Asociación Al Qund con el fin de ayudar al pueblo palestino.

Viajero de la solidaridad por África, concretamente Ruanda, Burkina Fasso, Togo  y Benin; por el continente latinoamericano,  Perú y Bolivia, Nicaragua, Cuba, o El Salvador. También viajó a los territorios ocupados de Palestina y realiza diversos viajes anuales al Sáhara Occidental, a los campos de refugiados de Tinduf con una Comisión médico quirúrgica con el fin de paliar  la situación sanitaria.

Miradas....es el  título de  esta exposición en la Biblioteca Cristóbal Cuevas. Buena parte de los personajes de los cuadros traen a colación  personas reales que nos interpelan desde su situación de pobreza o marginación, sobretodo miradas de niños y mujeres que hablan de  tantos olvidos.

Sobre su obra el autor cita a Paulo Coelho:
“Podemos tener todos los medios de comunicación del mundo, pero nada, absolutamente nada, sustituye la mirada del ser humano”.

martes, 24 de septiembre de 2013

Delitos y faltas. Otra aportación

DELITOS Y FALTAS. 1989.  WOODY ALLEN.
Genero. DRAMA-COMEDIA-CRIMEN.

Narra la historia de un prestigioso oftalmólogo que, chantajeado  por su querida con la amenaza de dar un  escándalo de  hacer pública su relación , se ve  obligado a tomar una decisión para librarse del problema.
Partiendo del hecho que él descarte desde el principio la que sería la solución más lógica, confesar a su esposa su aventura y que esta decidiera la decisión a tomar ,pocas más opciones quedan .Por lo que va a buscarla en su hermano, que le da la única plausible desde su punto de vista ,quitarla del medio y asunto resuelto de lo que se encargará el mismo.
A  partir de aquí es cuando comenzamos el coloquio ,sobre  la sinceridad real del doctor y sus escrúpulos  o es todo una mera pose para mantener tranquila su conciencia ,si es que realmente la tiene .El parece preocupado sobre todo por la  influencia religiosa, que dice que Dios tiene un ojo que todo lo ve y esto lo va perseguir siempre aunque él se considera no creyente y esto no debería afectarle.
Coincidimos el ver al médico ,como alguien que nos va presentando a la querida como una persona poco razonable, que no quiere comprender que lo suyo no era algo para siempre, sino que durara lo que durara, y después cada uno por su lado con lo bueno vivido ,pero  se vuelve cada vez menos razonable y mas histérica y casi se está buscando el final no querido .Pero es el médico el egoísta el que busca solución más  traumática pero más cómoda para él.
Aquí entramos en un debate sobre  las distintas clases de moral ,la religiosa y trascendente que te recompensa por el buen comportamiento ,la  del no creyente que mantiene una moral por principios y coherencia consigo mismo, más dura y meritoria, y la moral más lasa o amoral que no guarda ningún principio sino el que te impone la sociedad por el mal comportamiento ,que si te coge pagas según la pena y saldas tu deuda social y si no vives bien y sin remordimiento. A esta última  es la que pensamos que llega el doctor cuando cometido el delito y visto que no tiene consecuencias puede seguir su vida con total tranquilidad.
Pienso que el director a pesar de todo lo que muestra en la  película sobre el delito y su dilema para él al final no lo es tanto, porque también relativiza las relaciones humanas ,solo hay que fijarse en su personaje , con unas relaciones acabada con su mujer y un fracaso en el intento de conseguir algo con la productora de su cuñado que lo soporta por serlo, pero al que odia y le arrebata  lo que pretende .Tratado todo esto con humor corrosivo, que culmina con el pensador que después de valorar la relaciones humanas con amor como algo que hace más llevadera  y le da sentido a nuestra vida en el mundo termina tirándose por  la ventana.
Escrito lo cual creo que a todos nos gustó la película ,lo pasamos bien y tuvimos un coloquio  entretenido en el que hubo mucha participación lo que  siempre es  positivo.

Mariano Calderón

lunes, 23 de septiembre de 2013

DELITOS Y FALTAS, DE WOODY ALLEN.

A la espera de la nueva película de Woody Allen - que dicen que es la mejor en muchos años - es bueno repasar en el baúl inagotable de su obra cinematográfica y recuperar algunas de sus obras clásicas, como Delitos y faltas, que para mí es su obra más lograda, aunque sea por el extraordinario equilibrio que sabe mantener entre comedia y tragedia.

El guión de Delitos y faltas hace una evocación más que evidente de la obra maestra de Dostoievski, Crimen y castigo. El protagonista de la que podríamos denominar parte trágica es el doctor Judah Rosenthal, un oftalmólogo que parece vivir una existencia perfecta: goza de un gran prestigio profesional, su familia le adora y posee el suficiente dinero como para vivir en una burbuja de bienestar que le aisla de los problemas del mundo real. Pero hay una molesta piedra en su zapato que amenaza con dejarle descalzo: una amante a la que hizo demasiadas promesas y que ahora se ha convertido en un ser histérico cuya única pretensión es que Rosenthal demuestre la veracidad de sus pasadas declaraciones de amor y se divorcie de su mujer. Si no, está dispuesta a destruir su vida. Ante esta tesitura, el oftalmólogo deberá optar entre las soluciones que le ofrecen dos personas (que son como el ángel bueno y el ángel malo que se aparecen al protagonista en algunos dibujos animados), un rabino amigo suyo, cuya visión del mundo tiene que ver más con lo celestial que con lo material (y que, paradójicamente, se está quedando ciego), que le aconseja que afronte el problema contándoselo todo a su mujer y su propio hermano, alguien que está acostumbrado a moverse al otro lado de la ley, que le ofrece una solución más radical: matar a su amante.

En la otra historia, el protagonismo está reservado al propio Woody Allen, que interpreta a Cliff Stern, un hombre que está pasando por una profunda crisis vital: su matrimonio hace aguas y su trabajo como realizador de documentales no prospera. Stern intentará acogerse a un nuevo amor, pero todo le saldrá mal. Aunque su historia está narrada en tono de comedia, el fondo es amargo y el espectador siente que el castigo del que se hace acreedor por su faltas, es desmesurado, sobre todo si lo comparamos con el destino de Rosenthal.

Como en la novela de Dostoievski, el gran tema de Delitos y faltas es el remordimiento, esa sensación de ser devorado por dentro que puede afectarnos independientemente de la gravedad de nuestras culpas. Así lo expresaba Emil Cioran en su obra El ocaso del pensamiento:

"El remordimiento metafísico es una turbación sin causa, una inquietud ética en el límite de la vida. No tienes culpa alguna de la que arrepentirte y sin embargo sientes remordimientos. No te acuerdas de nada pero te invade un sentimiento infinitamente doloroso del pasado. No has hecho nada malo pero te sientes responsable de los males del universo. Sensaciones de Satanás delirante de escrúpulo. El principio del Mal apresado en las redes de los problemas éticos y en el terror inmediato de las soluciones. Cuanto menos indiferente seas al Mal, más cerca estarás del remordimiento esencial. (...)"

Pero ¿cuál es la solución? Parece ser que ese sentimiento tan difuso que llamamos amor. Quien goza del amor de los demás, se salva. Quien no es capaz de ser acreedor del mismo, acaba hundiéndose. Así Rosenthal, que vive rodeado del cariño de los suyos, se va construyendo poco a poco un subterfugio para justificar como inevitable un acto que en realidad ha sido inhumano y merecedor de los más severos reproches. En cambio, Stern pierde sus dos amores, el antiguo y el que esperaba con ilusión. Cuando lo vemos por última vez, parece estar actuando sobre él la eterna frialdad del Universo. En palabras del profesor Louis Levy, sobre el que está realizando un documental:

"Pero debemos recordar siempre que nosotros cuando nacemos necesitamos mucho amor para convencernos de que hay que seguir viviendo y una vez conseguido ese amor suele durarnos. Pero no olvidemos que el Universo es un lugar muy frío. Somos nosotros los que lo revestimos con nuestros sentimientos y, desde luego, en ciertas condiciones nos parece que esto no vale la pena."

El ojo de Dios. El ojo de la propia conciencia. El ojo ajeno. Y, por fin, el ojo del espectador que juzga la tragedia desde fuera, pero inevitablemente comparando la existencia de los personajes con la suya propia. Por eso fue tan apasionado el debate del viernes pasado, porque Woody Allen toca temas intemporales, a través de un equilibrio magistral entre comedia y tragedia que suele estar presente en nuestras vidas.

domingo, 15 de septiembre de 2013

OTRA VUELTA DE TUERCA, DE HENRY JAMES.


 Más de un siglo después de haberse publicado, después de numerosas adaptaciones teatrales y cinematográficas, la novela de Henry James sigue siendo objeto de controversia, algo que quedó claro desde los primeros instantes en la concurrida reunión en torno a ella que celebramos el pasado viernes. Y es que todo lector de Otra vuelta de tuerca termina preguntándose si las visiones de la institutriz tienen fundamento más allá de su propia mente. En este punto James fue siempre tan ambiguo como la propia narración, no queriendo jamás desvelar cual era su propia posición al respecto. En realidad, ese no era el auténtico interés del novelista, sino más bien crear una obra dominada por una atmósfera cerrada y asfixiante, una obra que le fue sugerida en una conversación con el arzobispo de Canterbury, que le contó una especie de leyenda urbana de la época:  

"La historia de unos niños pequeños (número y edad indeterminados), confiados a los criados en una vieja mansión en medio del campo, probablemente tras la muerte de sus padres. Los criados, malvados y depravados, corrompen y depravan a los niños; los niños son malos, llenos de perversidad en un grado siniestro. Los criados mueren (la historia sigue siendo imprecisa en cuanto a la forma en la que mueren) y sus fantasmas, sus figuras, vuelven a frecuentar la casa para atormentar a los niños, a quienes parecen hacer señas, invitar y solicitar desde ciertos lugares peligrosos... (...) para invitarlos a destruirse a sí mismos, a perderse obediciéndolos, poniéndose bajo su dominio. Mientras se les mantiene apartados de ellos, los niños no se pierden; pero aquellas presencias maléficas tratan incansablemente de apoderarse de ellos, atrayéndolos allí donde se encuentran. Todo es demasiado oscuro e incompleto, la descripción, la historia, pero sugiere un efecto extrañamente horrible. La historia debe contarla... con suficiente verosimilitud... un observador desde fuera."

Pocas veces tenemos ocasión de conocer los orígenes de una novela. A James le sedujo el tema de inmediato por su ambivalencia, por la posibilidad de poder jugar con un lector al que sume en una incómoda duda. Lo que sí está claro es que el novelista estadounidense rompió con la forma tradicional en la que la literatura presentaba a los fantasmas y construyó un discurso más científico, acorde con las investigaciones parapsicológicas tan de moda en esos años (recordemos que es la época de la generalización de la fotografía, del espiritismo...). Asesorado por su hermano William, uno de los más afamados investigadores de estos fenómenos, Henry James retrató a unos fantasmas silenciosos, que se aparecen no para asustar a los moradores de la mansión, sino para cumplir una misión más siniestra: corromper a unos niños que, cuando el lector los conoce, hace tiempo que han perdido su inocencia. 

En realidad Otra vuelta de tuerca no es una historia de terror al uso, sino, como acertadamente se le calificó en el debate, se trata más bien de una novela psicológica. Después de una larga sesión y, por supuesto, sin haber llegado a conclusión definitiva alguna, solo a nuevas vueltas de tuerca: ¿y si resulta que la protagonista tiene poderes psíquicos y es la única que puede ver a unos fantasmas que resultan ser reales? ¿y si son los fantasmas los que solo se dejan ver a ella? ¿y si las visiones de la institutriz no son más que una manifestación de su represión sexual? Personalmente lei Otra vuelta de tuerca hace siete u ocho años. El nuevo encuentro con la novela ha hecho que la aprecie aún más, que admire su complejidad y conocer la visión de los compañeros acerca de la misma. ¿Qué importa en el fondo que existan o no los fantasmas cuando la inmensa calidad literaria de James es una realidad?