domingo, 13 de diciembre de 2015

ANTES QUE EL DIABLO SEPA QUE HAS MUERTO, DE SIDNEY LUMET.

Andy y Hank Hanson son dos hermanos con vidas muy diferentes. Andy (Philip Seymour Hoffman) ocupa un puesto directivo en una inmobiliaria. A pesar de su aparente vida acomodada, esconde varios secretos que, si no lo remedia, pronto acabarán saliendo a la luz: se queda con el dinero destinado a la Seguridad Social de las nóminas de los trabajadores y es adicto a la heroína. Vive junto a Gina, una mujer florero con la que comparte una vida sexual cada vez más decadente. A pesar de todo, Andy mantiene la compostura y espera resolver sus problemas ejecutando un plan junto a su hermano. Hank posee un carácter mucho más retraído, quizá porque sus circunstancias vitales son más duras, si cabe. El hermano menor ha pasado por un proceso de divorcio y como consecuencia del mismo, ha de destinar buena parte de su escueto salario a pagar la pensión alimenticia de su hija. Su ex esposa le recuerda cada vez que lo ve que es un fracasado y él tiene asumida dicha condición. Por eso, cuando Andy le propone una solución que supone quebrantar la ley, no se lo piensa demasiado: quien no tiene mucho que perder, no arriesga mucho.

El plan de Andy es tan sencillo como insólito: consiste en atracar la joyería de sus padres, en la que ambos trabajaron hace años. En teoría se trata de un proyecto perfecto: cuentan con que en la tienda se encuentre una mujer casi anciana, empleada por los padres, que no opondrá la más mínima resistencia. Pero, como dice el refrán, el diablo está en los detalles. Todo sale mal desde el principio, porque dejar el atraco en manos de Hank es una mala decisión, sobre todo si este dedice subcontratarlo

En cualquier caso, tan importante como la poderosa narrativa que imprime Sidney Lumet a este filme son las reflexiones que conlleva. Porque al final las decisiones vitales que tomemos pueden llevarnos al desastre o salvarnos. Claro que también está el factor suerte. Una suerte que los hermanos Hanson se atreven a tentar de una manera totalmente irresponsable. Hank se verá perdido desde el principio, desesperado e intentando huir de la realidad. Andy, a pesar de todos los desastrosos contratiempos que se van acumulando a su plan, cree tenerlo todo bajo control, seguramente por la influencia nefasta de su adicción a la heroína. Antes que el diablo sepa que has muerto nos dice que el mal cotidiano puede irrumpir en el momento menos pensado en la vida de gente inocente, como la madre de los protagonistas, y reclutar para sus filas a los débiles de espíritu, incapaces de decir no a la tentación. Sobre todo en una sociedad como la estadounidense, en la que es tan sencillo hacerse con armas de fuego. Lo cierto es que a los pobres hermanos Hanson no se les concede ni media hora en el paraíso.

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